la papelera

martes, octubre 04, 2005

historia

El joven entro en la sala común de la Posada. No parecía haber nadie. Se sentó en una de las butacas mas cercanas al hogar, la noche era fría. en las manos llevaba un libro, encuadernado en cuero rojo. Lo abrió y empezó a leer.

-No sabia que hubiera copias del "Libro Rojo"- una voz suave y aterciopelada le hizo levantar la vista. Miro a su alrededor.

Apoyada en la pared se encontraba una alta figura envuelta en una capa de pies a cabeza, esta cambiaba de color a cada instante, no podría haber deducido si era verde o gris o marrón. No se le veía la cara, ya que la capucha de la capa le cubría, dejándole en una semisombra, pero se entreveían unos rasgos finos bajo ella. La persona levanto grácilmente unas manos finas y blancas y aparto la capucha. El joven aguanto la respiración, ante el se encontraba el ser mas bello que había visto nunca, era una Dama, parecía joven, pero su mirada era tan antigua como el mundo, una melena rubia como el oro le caía hasta mas allá de la cintura, recogida solo por una sencilla diadema con motivos florales, los ojos, almendrados, eran de un verde brillante, como la hierba en primavera, era muy alta, y delgada, pero su delgadez le daba un aspecto grácil, de una gran Señora, de su cintura sobresalía un mango labrado con runas (de una espada, supuso el) y a su lado se veía una vara plateada con reflejos rojizos, toda ella labrada con runas que el no entendió. Era una Doncella Elfica, sin lugar a dudas.

- ¿Esto es un sueño?-pregunto temblando, el libro resbalo de su falda en ese momento, ella hizo un gesto con la mano, el libro se alzo y se dirigió a ella.

-Es un libro muy interesante- respondió ella como si no le hubiese escuchado.

-¿Es un sueño? -repitió.

La doncella cogió el libro y entonces le miro.

-No, joven Atan, no lo es.

Sonrió tristemente.

- Pocos de nosotros quedamos en Endor. Casi todos los de mi estirpe partieron hace mucho tiempo. Los que quedamos poco apreciamos estar junto a los Segundos Nacidos, es una edad extraña, esta, donde los Poderes se olvidan poco a poco y los Atani encontrais vuestro sitio después de que nosotros hayamos vuelto a nuestro lugar. Ahora la magia, como la llamais, es cosa de brujas, y de historias para dormir a los niños. Pero hubo un tiempo, lejano, donde la magia era parte de la vida propia, los Eldalie caminábamos junto a los Poderes y los Segundos Nacidos acababan de llegar- Suspiro- Entonces vosotros aprendiais de nosotros y nosotros teniamos poder, ahora solo son recuerdos, aunque aun tenemos poder, se nos llama brujos, y a quien enseñamos este poder se les quema por hechiceria, cuando es como la vida, natural en nosotros. Pero de eso ya hace muchas edades, incluso para mi, mi tiempo caminando es este mundo se acaba, y pronto regresare con los míos.

-¿Y por que no habéis regresado antes? ¿Por que no volvisteis con los vuestros?

-Tengo una misión que cumplir, y he estado buscando a la persona que la cumpla.

-¿Y que misión es? Si no es indiscreción...

- La de dar la esperanza a los Atani, a los hijos de los Atani y a los nietos de los Atani.

-¿Esperanza?

-Si, esperanza, vosotros creéis que habéis sido abandonados a vuestro albedrío, pero no es así, los Valar vigilan Endor, y hay caminos ocultos para llegar allí, lo descubrí un día, hace poco, y solo espero que seas el correcto.

-¿Yo?

-Sí, tu.

-¿Por que yo?

-¿Por que no?

-Soy un simple mortal a vuestro lado..

-Busco a un mortal.

-Pero...

-Tu tienes el Libro, eso es bueno, el Libro explica cosas que pasaron de generación en generación, un pequeño hobbit lo guardo y lo paso a su mejor amigo.

-¿Que es un hobbit?

- Un hobbit... es buena gente, te abren sus casas... Recuerdos... Lee el libro, y entenderás.

-Me lo dio mi padre, dice que se lo dio su padre, y su padre dice que se lo dio el suyo, así por largo tiempo.

- Eso es, este libro explica mucho, peor no lo explica todo. Por eso estoy yo aquí, para explicarlo todo y que quede en vuestra memoria.

-Pero... es fácil olvidar. ¿No creéis que caerá en el olvido?

- Mientras haya un solo hijo de los Hombres que lo conserve, será recordado.

-¿Y que queréis que recuerde?

-No quiere que solo recuerdes, quiero que lo escribas.

-Yo no sé escribir...

-Si sabes, te he observado durante largo tiempo, para vuestros cánones, sé que escribes a escondidas.

El joven le miro sorprendido.

-¿Cómo lo sabéis?

Ella sonrió. Su faz se iluminó como si el Sol hubiera entrado de repente en la sala.

-Sé muchas cosas, joven Atan, o podría decir Edan, ya que durante generaciones he seguido el rastro de vuestra raza, descendientes de Primeros y Segundos Nacidos. Sabia que tarde o temprano habría alguno capaz de escuchar y de transmitir.

-Contadme, deleitad mis pobres oídos con vuestras dulces palabras, que yo escuchare y escribiré y mis hijos, cuando los tenga escucharan, y los hijos de mis hijos, será recordado, os doy mi palabra.

-Bien, no esperaba menos.

Se sentó en un sillón junto a el. Durante largo rato resto pensativa, con la mirada perdida en el infinito, como si recordara. Al fin, hablo, y lo que contó fue esto:

-Cuando nací, mi madre me llamo Tinelenwen, "Doncella que Brilla como las Estrellas", porque herede los cabellos dorados de mis antecesores, mi padre fue Faeran, primo de Fingolfin y Finarfin, mi madre Ealisse, de la Casa de Finarfin.

"Vivíamos en Tirion, en Tuna, grande era la belleza de los Arboles en aquella época, fueron unos años felices, a no ser por la mancha de Melkor, al que ahora llamamos Morgoth, había jurado volver."

Y así fue, volvió, con un ser oscuro y mezquino que destruyo los Arboles, y solo nos quedo la luz de las estrellas de nuevo, yo era joven, pero Ealisse me había enseñado como hacer florecer plantas, como llamar al viento, como susurrar a los animales, como crear niebla..."

"Morgoth nos arrebato la luz, y con ella arrebato a Feanor, hermano de Fingolfin y Finarfin, sus joyas mas preciadas, los Silmarils, creados con la luz de los Arboles, y Feanor juro venganza, y nos condujo en persecución de Melkor, pero el iba mas rápido, éramos muchos, algunos aun demasiado jóvenes, para seguir su ritmo."

"Cuando llegamos a Alqualonde, la ciudad de nuestros hermanos Teleri, nos encontramos un espectáculo horrendo, me horrorice de ver como Feanor, en su intento de conseguir los barcos-cisne, había dado muerte a todos los que lo habían intentado evitar. Sangre de nuestros hermanos extendida por las marmóreas calles de la preciosa ciudad, multitud de cadáveres componían un cuadro dantesco. Llore junto a mi madre por las vidas que se habían perdido, y por las vidas que se perderían por la locura que tenia Feanor."

"Pero el no quiso volver a Tirion, dijo que los Valar estarían enfadados y que le castigarían. Quería recuperar los silmarills y vengar la muerte de su padre Finwe."

-¿Y todo esto cuando paso?

-Antes del Nacimiento de los Hombres, antes de la Primera Edad del Sol. Fue la Edad de los Arboles. De ellos crearon los Valar el Sol y la Luna, de los últimos frutos de Laurelin y Telperion, una vez huyo Melkor despues de destruirlos Nienna y Yavanna cantaron y lloraron, hicieron lo que pudieron por Ellos, pero solo consiguieron un fruto de cada uno, hicieron 2 barcos, y los alzaron a la bóveda, esta fue la creación del Sol y la Luna, el fruto que dio Laurelin nos alumbra de día, la noche es para el fruto de Telperion, aunque no siempre es así, ya que la Luna tiene un movimiento un tanto extraño.

-Seguid explicando.

-Feanor cogió los barcos, no permitió que nadie que no fuera de su Casa estuviera en ellos. A los pocos días de viaje apareció una figura oscura, que dijo ser un mensajero de los Valar, nos insto a volver, pero Feanor era orgulloso y juro que no volvería hasta recuperar las joyas, y sus hijos juraron con el, el mensajero dijo unas palabras oscuras para mis oídos.

Callo durante unos instantes, en su mirada destello algo parecido a tristeza.

-Mi madre se unió a Finarfin y dijo que volvería a Tirion. Mi padre viajaba con Fingolfin, mas adelantado que nosotros. Allí vi por ultima vez a quien me dio el ser. Se agacho, me cogió por los hombros y me dijo estas palabras "Mi Estrella Brillante, no llores por lo que será, llora por lo que fue y lo que perdemos en el camino, muchas cosas perderás, y muchas cosas recuperaras, y muchas otras que creías olvidadas volverán, grandes en verdad serán vuestras desgracias, hija, pero ten esperanza, siempre mantén la esperanza, y saldrás victoriosa de múltiples batallas que se avecinan, mi camino no esta a tu lado ni del de tu padre, el es orgulloso, no retrocederá, pero si queda una sola esperanza esa eres tu, mi querida estrella, no lo abandones, eres nuestra esperanza, ayuda a curar las heridas de nuestro pueblo en Endor, te he enseñado bien, sigue aprendiendo, hija, mi Estrella" dicho esto me entrego un colgante forjado por nuestros herreros con dos flores brillantes de los Àrboles grabadas en el, "esto te protegerá en los días oscuros que se avecinan, di a tu padre que le esperare hasta que acabe la canción si es necesario", dicho esto se giro y se unió a la hueste de Finarfin. Las lagrimas casi no me dejaba ver, pero una mano se poso en mi hombro, una mano cálida.

"-No llores Tinelenwe, queda largo camino por recorrer hasta Endor- era Galadriel, hija de Finarfin, que se había quedado, después me enteré por ella que sólo para conocer otras tierras, no por el juramento de Fëanor.”

“Le seguí silenciosa, intentando controlar mis lagrimas, llegue hasta donde se encontraba mi padre, hablando de cómo continuaríamos. Levanto la vista hacia mi.”

“-¿Y tu madre?”

“-Ha vuelto- fue mi única respuesta.”

“El me miro y miro a lo lejos, no dijo nada mas, pero tampoco hacia falta. Yo sabia que el la amada, el sabia que yo lo sabia, le dije las palabras que me había dicho y le enseñe el colgante, que en ese momento me reconfortaba mas que todas las palabras del mundo. Su mirada se entristeció y no volvió a cantar junto a Maglor hasta largo tiempo después. Siguió el camino junto a Fingolfin.”

Gil-Galen suspiró.

-Entonces Fëanor vio que éramos muchos para coger los barcos de los Teleri, así que decidió que los primeros que atravesarían el mar serian los de su Casa. Mi padre murmuró algo en referencia a su poca confianza hacia Fingolfin, pero este confiaba en su hermano. Esperamos en la costa rocosa con impaciencia, los días pasaron lentamente. Yo pasaba los días mirando a lo lejos esperando ver las velas níveas de los barcos, peor en vez de ello solo veía el mar vacío.”

“Hasta que un día vi un gran resplandor rojo, a mi alrededor se arremolinaron todos, cerré los ojos, sin creer lo que pasaba, y vi como Fëanor quemaba todos los preciosos barcos-cisne, los más bellos que recorrieron los mares de Arda, y lloré por la pérdida y por la traición del hijo de Finwë y Miriel.

“Y jure allí, ante la costa del Mar Circundante, un poco al sur de Helkaraxë que nunca confiaría en la palabra de Fëanor o de cualquiera de sus hijos, ya que nos abandonaba como simples cargas.”

“Largos días estrellados discutieron los mayores el camino a seguir. No podíamos volver a Aman, o eso decían. Orgulloso pueblo éramos entonces, y lo seguimos siendo. Se decidió atravesar el helado Helkaraxë, que solo lo habían hollado los Valar. Sabíamos que seria un camino largo y duro, pero éramos poderosos.”

“Durante el camino cayeron muchos de los nuestros. Bordeamos altas montañas heladas, nuestros pasos hacían crujir el hielo a nuestros pies, muchos cayeron en simas profundas cubiertas de nieve, muchos se quedaron sentados agotados, diciendo que nunca saldríamos de allí...”

Callo durante largo rato, bajo la vista al suelo, junto las manos y las apoyo en el colgante que llevaba.

“Fue un camino largo y duro, pero en todo momento el colgante de mi madre brillaba y me calentaba el corazón, y a mi lado viajaba Altariel, decidida a llegar a las Tierras Exteriores, al igual que mi padre, que no se separaba de Fingolfin ni de sus hijos.”

“Mientras caminábamos por las heladas estepas solo a la luz de las estrellas, vimos como se elevaba la Luna, me recordó el brillo de Telperion, parecía un barco, arqueado, viajando por la bóveda, solo mas tarde supe que en efecto era el último fruto de Telperion el que dio ser a la Luna que conocemos. Nos iluminó el camino a seguir, pero no tanto como para no seguir perdiendo a amigos y familiares en la travesia.”

“Pocos llegamos al final del camino, a Mithrim, pero aun éramos poderosos. Al llegar a Endor vimos asombrados como se levantaba desde Aman la Sol, brillante, dañando los ojos de las criaturas malvadas al servicio de Morgoth, dorado como Laurelin, aunque no tan brillante como había sido el Arbol, su último fruto iluminaba Arda durante horas.”

“Y la Luna la llamamos Rána la Errante, porque aparecía cuando quería y cambiaba de forma, eso era porque la isla llevaba como gobernante a Tilion, que estaba prendado de Arien, la doncella que escogieron para llevar la isla del Sol, al cual llamamos Vása, el Corazón de Fuego.”

“Y los Segundos Nacidos se levantaron. Y los Primeros Hijos de Iluvatar nunca volvimos a ser los mismos.”