la papelera

martes, octubre 04, 2005

ciencia ficción

Conocemos como Ciencia Ficción a cierta forma literaria cuyos argumentos se desarrollan en un presente alternativo, un pasado recontextualizado, o un futuro extrapolado. Todas estas alteraciones de tiempo y realidad están basadas en los cambios tecnológicos o sociales observados desde un presente realista.

Aunque es posible observar claras anticipaciones del género en los trabajos de ciertos escritores europeos del siglo XIX, la Ciencia Ficción es un género peculiar norteamericano cuyo punto de origen es perfectamente rastreable. En 1926, el científico aficionado y escritor ocasional Hugo Gernsback concibió la idea de Amazing Stories, una revista cuyo primer número definió tanto su contenido como su propósito: publicar historias basadas en ciencia que interesaran a los jóvenes en la carrera científica.

Los Precursores

Ciertos marcos narrativos preestablecidos como los viajes imaginarios y diferentes versiones de la utopía han provisto los temas para los libros fantásticos. El Frankenstein de Mary Shelley (1818), una variación del mito de Fausto bastante corriente en la literatura y el folclor europeos durante siglos, estableció un mito útil y recurrente de la Ciencia Ficción: aquel del científico loco cuya arrogancia desafía las leyes de la naturaleza, desatando el caos.

En las últimas décadas del siglo XIX, Julio Verne en Francia y H.G. Wells en Inglaterra produjeron novelas que, enmascaradas como Ciencia, eran , en realidad, pura fantasía. El Viaje al Centro de la Tierra (1864) y Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino (1870) de Verne, dieron voz al orgullo humano de los avances tecnológicos y ayudaron a desarrollar dos temas populares de la Ciencia Ficción: aventuras en el espacio exterior y viajes a mundos desconocidos en nuestro propio planeta. H.G. Wells, en La Máquina del Tiempo (1895) y La Guerra de los Mundos (1898), alertó a la humanidad sobre su precaria posición en un universo indiferente, un tema que, bajo la forma de desastre ecológico, invasión extraterrestre o catástrofe cósmica, ha continuado intrigando a los escritores del ramo.

Otros autores escribieron fantasías sobre la prehistoria, la historia del futuro o imperios perdidos, nociones derivadas de los descubrimientos contemporáneos en geología y paleontología. La idea de Utopía asumió una nueva forma en Mirando hacia Atrás (1888) de Edward Bellamy y Noticias de la Nada (1891)

Además de las novelas de fantasía, los Estados Unidos contribuyeron con dos de las primeras revistas pulp. All Store, fundada en 1914, descubrió algunos autores importantes como Edgar Rice Burroughs, mientras que Argosy (1882) ofreció escritores respetables como James Branch Cabell y fe la primera en publicar el trabajo del reconocido autor de Ciencia Ficción Murray Leinster

La Era Pulp

Las primeras ediciones de la Amazing Stories de Gernsback se dedicaron extensamente a reimpresiones de Verne, Wells y otros autores de fantasía, pero lentamente Gernsback desarrolló un grupo de escritores de Ciencia Ficción, muchos de ellos autores pulp experimentados, capaces de concebir el género con crudeza. La Ópera Espacial, cuentos de aventuras en los que héroes vestidos con metales del espacio destruyen mundos alienígenas para rescatar doncellas espaciales, fue una especialidad de las revistas pulp tempranas como Amazing Stories y otras similares. Sus cubiertas presentaban arte relacionado con la Ópera Espacial, y solían ser mejores técnica y conceptualmente que las historias de las páginas interiores. Sin embargo, para mediados de los años 30, los escritores de Ciencia Ficción habían empezado a crear una serie de historias fascinantes y a atraer una audiencia propia.

Una importante revista competidora, Astounding Stories, (que pronto se llamaría Astounding Science Fiction), fue fundada en 1930. El escritor del género John W. Campbell asumió su edición en 1937 y continuó siendo una fuerza activa en el campo hasta su muerte en 1971. La visión de Campbell sobre la Ciencia Ficción era la de una forma de literatura que pudiera mostrar de manera creíble los efectos de la tecnología y el avance científico sobre los individuos, la cultura y la sociedad; esperaba que sus escritores alcanzaran una alta calidad técnica y mantuvieran un rigor en la aproximación que equiparara la cualidad de la Ciencia Ficción a la de cualquier otro género literario.

Durante la permanencia de Campbell como editor, la primera generación de escritores norteamericanos e ingleses que crecieron con Amazing Stories y la temprana Astounding Stories empezaron a producir su propia literatura de Ciencia Ficción. Bajo la tutela de Campbell, se estableció lo que aún hoy se recuerda como la Edad de Oro de la Ciencia Ficción. Isaac Asimos, L. Sprague de Camp, Robert A. Heinlein, Theodore Sturgeon y A.E. Van Vogt estuvieron entre los más importantes de esta generación. En la década de los cincuentas se les unieron Arthur C. Clarke, Frederik Pohl y otros cuyo trabajo extendió los alcances de la Ciencia Ficción. Mientras Campbell fue editor (de 1937 a 1950), muchos de los grandes temas de la Ciencia Ficción se inventaron y exploraron: los robots, culturas alternas, viajar más rápido que la luz, la creación artificial de las galaxias, el encuentro entre humanos y extraterrestres y sus extraordinarias consecuencias, y a finales de la década de los cuarentas, el amplio rango de posibilidades presentado por el uso de la energía nuclear.

La Ciencia Ficción, Literatura Respetada

El repentino y horripilante uso de las armas nucleares de una manera ya predicha por la Ciencia Ficción desde mucho tiempo atrás empujó el género a una nueva clase de prominencia. Fue leída como literatura seria por primera vez, sobre todo porque se juzgó que tenía contenido significantemente predictivo. Al principio de la posguerra las grandes casas editoriales se vieron atraídas hacia el género y publicaron antologías extraídas sobre todo de Astounding, y reimprimieron viejas novelas de Ciencia Ficción y publicando nuevos trabajos. Una expansión adicional del género se dio con la entrada de dos nuevas revistas, Galaxy (1950) y The Magazine of Fantasy and Science Fiction (F&SF, 1949). Ambas tenían una orientación humanista y satírica frente a los temas clásicos de la Ciencia Ficción, rompiedo con los estereotipos establecidos y afirmando una influencia tan fuerte como la de Campbell en la generación anterior. Ambas revistas establecieron muchos de los mayores temas a partir de entonces, y publicaron la mayoría de los autores cuyas novelas iban a legitimizar el género como literatura. Entre ellos, Alfred Bester escribió historias escépticas e irónicas sobre descontento en sociedades corruptas y las relaciones entre los androides (robots humanoides) y sus amos humanos. Dos de sus novelas , The Demolished Man (1953) y The stara my Destination (1956), son clásicos de la Ciencia Ficción. La obra maestra de Walter M. Millar, A Canticle for Liebowitz (1960), fue serializada en F&SF. Se refiere a la inevitabilidad del holocausto tecnológico repetido cada vez que el avance de la ciencia lo permite. El novelista Philip K. Dick empezó como escritor de historias cortas. Sus novelas tratan con nociones de la percepción distorsionada, el efecto de las realidades artificiales, o estados metales esquizoides, de la ilusión predominando sobre el mundo real. Su trabajo tiene una calidez difícil de encontrar en el mundo de la Ciencia Ficción.

De los muchos otros escritores que comenzaron sus carreras en las revistas especializadas de los cincuentas, dos autores británicos revisten particular importancia: Brian Aldiss avanzó brillantemente el argumento de “la nave como mundo” (Starship, 1958) y escribió muchas otras novelas ingeniosas caracterizadas por su sentido del humor y su iventiva extravagante. Las investigaciones psicológicas sobre el significado de las tecnologías destruidas, paisajes vacíos, y extraños desastres hacen de J.G. Ballard una lectura no estrictamente para lectores de Ciencia Ficción y lo hicieron uno de los primeros autores de la llamada Nueva Era.

La Nueva Era.

Aldiss y Ballard publicaron sus historias en la revista británica New Worlds (1946-1970), editada durante mucho tiempo por el escritor Michael Moorcock. La ficción del propio Moorcock es más cercana a la Fantasía que a la Ciencia Ficción, pero los autores que publicó intentaron otras aproximaciones para romper con lo que ellos consideraban las muy rígidas convenciones del género. Así, la Nueva Era se convirtió en un movimiento experimental, estadísticamente más sofisticado y metafórico que sus predecesores, y temáticamente absorbida por las implicaciones psicológicas de la ecología las drogas, sobrepoblación, los desastres y el sexo.

El tono de la Ciencia Ficción, desde la Nueva Era hasta hoy, es satírico, pesimista y antiutópico, en contraste con los inicios del género, paralelos con las creencias de la época sobre el progreso científico y la prosperidad para el mundo.

Ciencia Ficción Contemporánea.

Desde el período de la Nueva Era y hasta la década de los ochentas, la Ciencia Ficción atrajo muchos autores que usaron su considerable conocimiento, particularmente en las ciencias del comportamiento, para inspirar sus especulaciones. Ursula K. LeGuin, en novelas como The Left Hand of Darkness (1969) y The Dispossessed (1974), usó teorías antropológicas y sociológicas como trampolines para sus argumentos. El escritor británico Ian Watson tomó tanto las ciencias humanísticas como la física y la cosmogonía en su trabajo y está ubicado entre los más importantes escritores de Ciencia Ficción que emergieron durante la década de 1970. Este es el período durante el cual alcanzaron sus reputaciones autores como Harlan Ellison, Noman Spinrad, Samuel R. Delany y Robert Silverberg.

Un desarrollo notable de las últimas décadas ha sido la creciente reputación de las escritoras de Ciencia Ficción, desde Leguen, pasando por autoras que usaron pseudónimos masculinos para poder publicar, hasta Joanna Russ, C.J. Cherryh y Doris Lessing con sus novelas apocalípticas y su ciclo de Sirio, de muchos volúmenes.

Los computadores han dado a la Ciencia Ficción nuevos universos para explorar. Fantasías tempranas involucraban la vasta superioridad y por lo tanto la amenaza de la máquina en relación con la humanidad. Trabajos más recientes han producido el mundo del Cyberpunk, un héroe cuya más valiosa experiencia reside en el interior del computador, en tanto el mundo real se convierte en algo pequeño y decadente. El primero de los autores del modo Cyberpunk es William Gibson (Neuromancer, 1984; Mona Lisa Overdrive, 1989), quien escribe usando frases cortas y planas con fuerte uso de jerga, una reminiscencia de la Ciencia Ficción temprana.

La Ciencia Ficción en Europa Oriental

El escritor y científico polaco Staislaw Lem es quizá el más importante entre los escritores contemporáneos de Ciencia Ficción europeos; sus trabajos incluyen desde exploraciones planetarias místicas (Solares, 1961) a los cuentos humorísticos del piloto espacial Pirx.

Rusia posee una larga tradición en la Ciencia Ficción. El precursor de los viajes espaciales Konstantin Tsiolkovski escribió, entre otras novelas, Más Allá de la Tierra (1920), un trabajo profético en la saga de los viajes espaciales. Escrita antes de la Revolución, Nosotros, de Yevgeny Zamyatin (traducida al Inglés en 1925) fue un trabajo profundamente distopiano. Nunca fue publicado en la Rusia soviética.

Barry N. Malzberg,
Grolier Electronic Publishing, Inc. 1996.